No estamos diciendo que necesitas ir a un entrenamiento de noviolencia antes de salir a la calle y sujetar una pancarta o repartir folletos. Bueno, no en la mayoría de los países. Aún así, todo el proceso que llamamos entrenamiento y análisis noviolentos, es decir, concebir e imaginar alternativas, elaborar reivindicaciones, diseñar una estrategia de campaña, planificar acciones, preparar acciones, y evaluar acciones o campañas, puede incrementar la repercusión social del grupo, ayudarles a funcionar mejor en las acciones, hacer frente mejor a los riesgos y problemas que esto supone, y expandir sus horizontes. Básicamente, el entrenamiento de noviolencia ayuda a crear un espacio seguro para poner a prueba y desarrollar nuevas ideas, o analizar y evaluar experiencias.

El entrenamiento de noviolencia puede ayudar a que sus participantes se formen una idea común sobre el uso de la noviolencia en campañas y acciones. Es una experiencia educativa participativa en la que podemos aprender nuevas habilidades y desaprender las conductas opresivas y destructivas que hemos aprendido de la sociedad. La noviolencia puede fortalecer un grupo, desarrollar

un vínculo comunitario a la vez que la gente aprende a trabajar mejor en común y aclara sus intenciones. Los entrenamientos de violencia pueden ayudarnos a entender y utilizar el poder de la noviolencia. Nos dan la oportunidad de compartir preocupaciones, miedos y sentimientos, y de hablar del papel de la opresión en nuestra sociedad y nuestros colectivos. Individualmente, los entrenamientos ayudan a construir autoconfianza y clarificar nuestras interacciones personales. El objetivo de los entrenamientos de noviolencia es empoderar a las personas que participan en ellos para que se impliquen con mayor efectividad en la acción colectiva.

Los entrenamientos de noviolencia pueden preparar a la gente para participar en acciones directas noviolentas, enseñar técnicas de elaboración de estrategias y las habilidades necesarias para participar en campañas y para trabajar en temas de proceso de grupo y opresión. Los entrenamientos de noviolencia a menudo se usan para preparar a la gente para acciones concretas, para conocer el guión de la acción, elaborar un plan y ensayarlo, para enterarse de cuestiones legales y más cosas. Son una oportunidad para que el grupo fomente la solidaridad y forme grupos de afinidad. Mediante los juegos de rol, la gente puede enterarse de cuál podría ser el comportamiento de la policía, la gente que trabaja en el lugar u otras personas en la acción, y el comportamiento propio también. Puede ayudar a la gente a decidir si está preparada o no para participar en la acción.

Los entrenamientos de noviolencia también se han usado como instrumento de movilización y desarrollo de movimientos. Muchos movimientos y campañas han usado entrenamientos específicos para construir poder. Gracias a los entrenamientos de noviolencia, se puede repartir ese poder por todo el movimiento empoderando a sus activistas desde la base. Los entrenamientos de noviolencia unen a la gente de una comunidad en la reflexión sobre problemas y preocupaciones, potencian la confianza y permiten ensayar cómo actuar en común. Han existido muchos ejemplos de entrenamientos de noviolencia que ayudan a fortalecer un movimiento, desde el movimiento de derechos civiles en EEUU hasta Faslane 365 (una campaña contra las armas nucleares en el Reino Unido), o hasta el movimiento del “poder popular”, que derribó la dictadura de Ferdinand Marcos en Filipinas.

Los entrenamientos de noviolencia pueden abarcar desde algunas horas hasta varios meses, según factores como las necesidades y el calendario de la campaña, o la disponibilidad de las personas formadoras y participantes.

El papel de las personas formadoras

Una persona formadora en noviolencia es alguien que puede dinamizar un grupo durante un proceso de aprendizaje. La persona formadora debe ser una gran conocedora de los temas que se tocarán en el entrenamiento, pero no debe ser tampoco una sabelotodo. Su objetivo es guiar a la gente participante para que elaboren sus propias ideas, no para decirles qué tienen que pensar y hacer.

No todos los grupos y comunidades que quieren entrenamientos de noviolencia tienen personas formadoras cerca, pero cuando la gente tiene claro qué habilidades hacen falta para hacer un entrenamiento, pueden que se den cuenta de que ya han desarrollado y usado esas habilidades en diferentes situaciones. Se puede formar un equipo de entrenamiento formado por personas codinamizadoras que pongan en común sus propias habilidades y experiencia. Si es posible, el equipo de entrenamiento debería ser un reflejo del grupo participante y estar formado por personas de diversos géneros, edades y orígenes étnicos.

Las personas formadoras necesitan tener:

  • Buenas habilidades de trabajo con grupos y conocimientos de dinámica de grupos. Forma parte de sus funciones asegurarse de que todas las personas participen en el entrenamiento y se sienten capaces de compartir sus reflexiones y experiencias.
  • Conocimientos de acción noviolenta y campañas. Si nadie tiene experiencia, la persona formadora tiene que usar estudios de caso y dinámicas para ayudar al grupo a aprender.
  • Sensibilidad con las necesidades y estilos de los grupos para saber cómo y cuándo emplear las dinámicas adecuadas.