El militarismo y el patriarcado están profundamente arraigados en la cultura turca. Actualmente, la guerra del «sureste» se basa en la discriminación étnica de los kurdos, aunque oficialmente se describa como «una guerra contra el terrorismo». A cualquier intento de cuestionar el militarismo se le llama «traición». Las personas más afectadas por las consecuencias negativas de la violencia son principalmente mujeres, niños, niñas y gente anciana, pero también las minorías religiosas, étnicas y políticas. La violencia está tan interiorizada en la sociedad turca que las perspectivas alternativas se han vuelto casi impensables, incluso entre la gente que normalmente cuestiona la jerarquía y promueve la libertad y la igualdad.

La influencia del ejército se puede reconocer en los ejemplos siguientes:

  • Sólo después de haber hecho el servicio militar se considera que un hombre es un hombre «de verdad».
  • El Consejo de Seguridad Nacional (incluyendo los Jefes de Estado Mayor) impidió en 1997 que el partido ganador de las elecciones formara gobierno (el golpe de estado «posmoderno»).
  • Poder económico: la empresa de servicios financieros de la armada turca OYAK es uno de los inversores más poderosos de Turquía.
  • Las encuestas de opinión muestran que el ejército es la institución que más confianza despierta en la gente.

El ejército al mando de Mustafa Kemal estableció la república turca en 1923 después del colapso del Imperio Otomano. Los principios kemalistas siguen siendo fundamentales para el estado, y han quedado reflejados en el código penal, el mantenimiento de un ejército poderoso y la creencia en la «indivisibilidad de la nación». Estos principios generan actitudes represivas. Poca gente considera como un problema el dominio del hombre sobre la mujer, y la violencia física está ampliamente aceptada contra las personas subordinadas, presas y en el interior de la familia.

Los inicios

El término noviolencia se usó por primera vez en los principios de la Asociación de Resistentes a la Guerra de Izmir (IWRA por sus siglas en inglés) en 1992. Dentro de la asociación, la noviolencia fue siempre un tema de debate, especialmente la cuestión de cómo encontrar formas concretas de vivir de una forma noviolenta dentro de una cultura violenta. Al principio usamos entrenamientos de noviolencia para prepararnos para los escenarios de las visitas a la cárcel cuando un miembro del grupo, Osman Murat Ülke, fue encarcelado por objeción de conciencia. Inicialmente nadie externo se acercó para hablar sobre la noviolencia. Ahora hay más interés, aunque la Asociación de Resistentes a la Guerra se disolvió en 2001 porque muchos de sus miembros se «quemaron».

El compromiso de IWRA con la noviolencia supone un marcado contraste con otros grupos de izquierda que no se tomaron nuestro planteamiento en serio y vieron la noviolencia como algo débil e ineficaz. Sobre todo implicamos a activistas antimilitaristas, anarquistas y feministas. Quizás la mejor acogida a la noviolencia vino de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT), que se encontraba inmersa en un proceso de estructuración y empezando a emplear métodos noviolentos.

Con respecto a las alianzas políticas, nuestra interacción más fructífera fue con el movimiento de mujeres. Al empezar, formamos un grupo de mujeres feministas y antimilitaristas llamado «Feministas Antimilitaristas», que intentaba contactar con grupos de mujeres. A pesar de algunas decepciones iniciales, contactamos con muchas mujeres independientes y empezamos a celebrar entrenamientos para organizaciones de mujeres. Este cambio de actitud estaba relacionado con cambios/ transformaciones dentro del movimiento de mujeres, en concreto un deseo de hacer las cosas a su manera en vez de seguir las directrices de la izquierda tradicional. Cuestionar la violencia se convirtió en una prioridad para las mujeres, y la noviolencia parecía ofrecer una respuesta. A medida que más mujeres buscaban el empoderamiento personal, nuestra colaboración con mujeres y con grupos de mujeres se fortaleció.

El grupo político más cercano fue el movimiento de objeción de conciencia porque fue construido con los esfuerzos de activistas que trabajaban por promover la noviolencia. Aunque esta colaboración continúa, un rasgo individualista en el movimiento, creemos, hace que el debate sobre la noviolencia sea menos efectivo. Aunque la mayoría de los objetores de conciencia turcos son objetores totales (es decir, rechazan tanto el servicio militar como el servicio sustitutorio), la actitud del movimiento hacia la noviolencia es a veces ambigua, sobre todo debido al apoyo a los objetores de conciencia del movimiento kurdo y de los grupos de izquierda.

La Iniciativa de Formación en Noviolencia de Izmir

La Iniciativa de Formación en Noviolencia de Izmir (INTI) se creó inicialmente como una parte de la IWRA con apoyo adicional de otras personas. Nuestro trabajo recibió apoyo y mejoró su calidad gracias a la colaboración con personas formadoras alemanas, que incluía cursos de formación en Kurve Wustrow, en Alemania, una formación internacional para formadores y formadoras, organizada en Foca, Turquía, en abril de 1996, y el acompañamiento de dos personas formadoras alemanas que vivieron en Izmir entre 1998 y 2001.

Cuando la IWRA se disolvió en diciembre de 2001, la iniciativa continuó, organizando talleres en Izmir y en cualquier lugar al que nos invitaran, incluyendo Diyarbakir, en la región «en crisis» del sudeste. Hoy, cinco personas –cuatro mujeres y un hombre– trabajan principalmente como voluntarias, y sólo se les pagan los gastos de viaje, aunque a veces tenemos dinero para pagar a una persona coordinadora a media jornada. En junio de 2006 empezamos un curso de formación para personas formadoras con veinte participantes de todo el país.

El objetivo de INTI es potenciar y poner en práctica los principios y las estructuras noviolentas como una alternativa al militarismo, el nacionalismo, la jerarquía y el patriarcado. Nuestras actividades públicas empezaron con la organización de manifestaciones y seminarios sobre la noviolencia y la objeción de conciencia, publicando folletos (aunque la policía confiscó un buen número de nuestros trabajos en las imprentas), y buscando cooperación internacional. En el campo de la formación, trabajamos con activistas de grupos extraparlamentarios, de derechos humanos, de mujeres, LGBT y partidos políticos. Además, el grupo colaboró con el Centro de Derechos Humanos de la Asociación de Abogados de Izmir para formar a abogados, abogadas y policías en cuestiones de derechos humanos. Entre los problemas tratados generalmente en nuestras formaciones están la creación de estructuras no jerárquicas para el trabajo político de oposición de base, toma de decisiones por consenso, debate sobre las estructuras militarizadas dentro de la sociedad (empezando por la familia) y alternativas noviolentas. Los comportamientos y las acciones individuales de la gente participante son siempre el punto central y básico de nuestros talleres. Reflexionamos sobre análisis teóricos y experiencias prácticas de noviolencia y acciones noviolentas (empezando por Henry David Thoreau y Mohandas Gandhi hasta ejemplos de hoy). Incluimos reflexiones sobre puntos de vista anarquistas de la noviolencia, sobre el Teatro del Oprimido de Augusto Boal, y las estrategias de la noviolencia de Gene Sharp.

Nuestro grupo cree que es posible eliminar toda clase de desigualdades, de discriminación y, por tanto, de violencia, y elaborar acciones y métodos noviolentos para el cambio político y social. Por lo tanto, con el principio de que «la noviolencia no es algo que esperamos lograr en el futuro, sino el medio para llegar a esa meta», nuestro grupo empezó a cuestionar las prácticas diarias que parecen ser «neutrales». Durante más de diez años hemos estado aprendiendo, practicando y enseñando los medios y métodos de la noviolencia, una actitud ante la vida que ahora desarrollamos como un principio vital.

Primero, ofrecemos una formación «introductoria» de un día para diversas organizaciones y activistas individuales que cuestionan la violencia como parte de sus programas. Segundo, ofrecemos «formación basada en el conflicto» sobre temas solicitados por los grupos partiendo de sus necesidades. Algunos de estos temas son los prejuicios, resolución de conflictos, comunicación y sexismo. Tercero, estamos trabajando para ofrecer una semana de sesiones intensivas de «entrenamiento de personas formadoras», con personas que han asistido a las dos primeras sesiones de formación y quieren ser formadoras. Esto lo hicimos en respuesta a la creciente demanda de este tipo de módulo. Desde 2002, hemos dirigido las primeras y segundas partes de las formaciones con diversos grupos, trabajando con mujeres, la comunidad LGBT y grupos de derechos humanos, ecologistas, pacifistas y antimilitaristas de Izmir, Ankara, Antalya, Adana, y Diyarbakir.

Las personas que participaron en nuestros dos primeros talleres y querían ser formadoras, ya se habían empezado a cuestionar la violencia y habían estado intentando integrar métodos noviolentos en sus instituciones y prácticas individuales. Sin embargo, sentían que les faltaba información y experiencia sobre la «acción noviolenta». Por ejemplo en Diyarbakir, nos dimos cuenta de la necesidad de aprender cómo elaborar soluciones noviolentas para actividades fundamentales (como los asesinatos «por honor», la violencia contra las mujeres, etc.). La gente participante necesitaba empoderamiento para su trabajo y mejorar su aptitud para usar la noviolencia en la creación de nuevas soluciones a sus problemas. Nos dimos cuenta de que es imposible cubrir todos los principios de la noviolencia en una semana de entrenamiento. Una de las soluciones que encontramos fue continuar el diálogo y buscar oportunidades para reuniones futuras de supervisión y devolución. Más aún, durante el tercer entrenamiento planeamos formar una red de personas formadoras de toda Turquía y establecer principios operativos para tal red. Este enfoque de «red de personas formadoras» asegurará que nuestro diálogo sea sostenible y nos permitirá continuar compartiendo conocimiento y experiencia entre las personas formadoras en noviolencia y difundir cooperativamente la formación noviolenta tanto a nivel local como nacional.

Nuestros objetivos

Nuestro objetivo es mejorar y fortalecer la cultura de la democracia y los derechos humanos introduciendo el concepto de noviolencia, cuestionar la cultura de la violencia (que tiene un carácter militarista y patriarcal en Turquía) para sembrar las semillas de una cultura de la noviolencia, y concienciar y luchar contra la discriminación en todas las situaciones vitales. Formar a personas formadoras permitirá a éstas trabajar para lograr estas metas acumulando experiencia práctica y aumentando su capacidad de dinamizar sus propios grupos de formación.

Campañas noviolentas

Examinando ejemplos de campañas noviolentas en Turquía, podemos decir que estas actividades no se han organizado de una manera totalmente noviolenta. Aunque la noviolencia fuera uno de los principios fundamentales de algunas organizaciones, les faltaban algunas de las cualidades de una verdadera acción noviolenta, como por ejemplo prepararse para la actividad con entrenamientos noviolentos. Una de las campañas más largas a este respecto fue el Festival Militurismo. Este festival, celebrado anualmente el 15 de mayo (el Día Internacional de la Objeción de Conciencia), consistía en visitar símbolos militares famosos en varias ciudades, organizando actos alternativos y declaraciones de objetores de conciencia. Otra era la campaña «Le estamos haciendo frente», cuyo objetivo era cuestionar la guerra en Turquía. Se prolongó durante un año entero, con acciones importantes cada tres meses. El objetivo era evitar que la gente ignorara esta guerra usando métodos noviolentos como el teatro de calle. Otra acción noviolenta fue «el Día del Arroz», celebrado en Ankara, la capital administrativa, y concretamente enfrente de los cuarteles militares. Nos reunimos allí para decir «existimos, estamos aquí». Como antimilitaristas que subvertíamos los roles sociales en nuestras actividades, usamos el símbolo del «Día del Arroz» para potenciar la solidaridad de grupo y acabar con nuestra invisibilidad. Aparte de estas grandes actividades, se movilizaron organizaciones y acciones más pequeñas para intervenciones políticas con objetivos a corto plazo.