Author
Majken Jul Sørensen

Normalmente usamos la acción noviolenta en respuesta a problemas serios. Pensar en acciones en términos de humor puede por tanto no parecer la decisión más obvia. Sin embargo, el humor puede ser totalmente serio. Casi todo el humor bueno crece muy bien entre las contradicciones y el absurdo, y la acción noviolenta a menudo trata de señalar contradicciones similares. El humor nunca es la “solución mágica” para una acción o campaña, pero puede ser una poderosa herramienta para los grupos activistas, porque nos permite poner patas arriba el mundo tal y como lo conocemos, y escapa de la lógica y del razonamiento que es una parte inevitable del resto de nuestras vidas.

Cómo empezar

Si el humor no nos sale espontáneamente, no desesperemos; podemos mejorar. Observemos a nuestro adversario: si hay una contradicción entre lo que dice y lo que hace, ¿podría ser eso el pie para un buen chiste? Cuanto más nos acerquemos a la verdad de lo que nuestro adversario dice y hace, mejor funcionará el humor. Por ejemplo, casi todos los dictadores dicen que lo que hacen es “por el bien de la gente”. Este tipo de afirmación a menudo contradice sus acciones...

Usar el humor sabiamente

Si estamos haciendo una acción política, queremos que haya un mensaje político, y centrarnos en lo que queremos decir. El aspecto de la gente, su forma de hablar o sus hábitos sexuales no son buenos temas. Hacer chistes sobre esas cosas normalmente no nos ayuda a acercarnos a la gente y además nos arriesgamos a desviar la atención del asunto político que queremos señalar.

Por qué usar el humor

Usar el humor en nuestras acciones políticas puede ser útil por diferentes razones. Primero, debería ser divertido para quienes participan en la acción. Reírse en común ayuda a establecer sentimientos de pertenencia colectiva. El humor también puede ayudar a prevenir y contrarrestar la posibilidad de «quemarse».

Usar el humor es también una manera de aumentar las posibilidades de llamar la atención de los medios, de posibles simpatizantes, y de la gente que no toma partido. La prensa que sabe que conseguirá buenas imágenes y una historia animada, es más posible que se presente cuando anunciemos que algo va a pasar. Si formamos parte de un pequeño movimiento que quiere crecer, el humor será una forma de mostrar a potenciales miembros que aunque trabajemos en temas serios, sabemos disfrutar de la vida.

El poder del humor

La policía, el gobierno o las empresas que son el objetivo nuestra campaña tienen dificultades para responder a acciones buenas y divertidas, porque el “absurdo” de nuestras acciones cambia tanto la relación entre nuestra campaña y nuestros adversarios, como la lógica de la argumentación racional. Las maneras de usar el humor para presentar nuestra visión del mundo, en contraste con una perspectiva más dominante o una forma más poderosa que tiene el adversario de explicar el mundo, pueden dividirse en cinco tipos diferentes: acciones noviolentas humorísticas de apoyo, correctivas, inocentes, absurdas y provocativas.

De apoyo

Las acciones de apoyo usan la ironía, la parodia y la exageración para disfrazar temporalmente su crítica. En vez de ser abiertamente críticas, fingen dar su apoyo y felicitar a su objetivo, o querer protegerlo de cualquier daño. El objetivo sabrá que está siendo observado, y a la audiencia se le presenta una imagen de las vulnerabilidades de los detentadores del poder.

En Noruega en 1983, un pequeño grupo de objetores totales organizados en el grupo «Campaña contra el servicio militar obligatorio», (KMV en noruego) rechazaban tanto el servicio militar como el servicio sustitutorio. Querían abrir un debate público y cambiar la ley que les mandaba 16 meses a la cárcel. El estado se negaba a llamarlo «cárcel», y en su lugar decía que los insumisos «prestarían su servicio en una institución bajo la administración de las autoridades penitenciarias». Los casos de insumisos pasaban por el juzgado sólo para identificación, y el resultado era siempre el mismo: 16 meses de cárcel. Algunas veces el fiscal ni siquiera se presentaba porque el resultado ya estaba claro. KMV utilizó esto en una de sus acciones:

Uno de los activistas se disfrazó de fiscal y exageró su papel, exigiendo que el insumiso fuera condenado a más tiempo de cárcel por motivo de su profesión (era abogado). Durante el proceso en el juzgado nadie notó nada raro a pesar de las exageraciones del «fiscal». Una semana más tarde la KMV mandó un video secreto a la prensa: satirizando el absurdo de un caso judicial en el que no hay nada que discutir, KMV consiguió atraer la atención tanto de los medios como de la opinión pública. Al dramatizar la farsa en el juzgado, KMV cortocircuitó las explicaciones racionales y consiguió que la gente entendiera que mandar a alguien a la cárcel durante 16 meses sin llamar a eso castigo, no tenía sentido.

Correctivas

Las acciones correctivas van encaminadas a trascender la desigualdad de poder presentando una versión alternativa de “la verdad”. Temporalmente “roban” la identidad de las instituciones y empresas que buscan desenmascarar. Desde este disfraz, exhiben una representación más honesta de quien en realidad es el objetivo. La corrección puede ser por ejemplo una exageración que desenmascare la codicia y el egoísmo, o pueden ser simplemente los hechos en un lenguaje que todo el mundo pueda entender. Los Yes Men han hecho de este tipo de “corrección de identidad” una forma de arte bajo el lema: “A veces hace falta una mentira para sacar a la luz la verdad”. Pero no han sido los únicos. Muchos grupos han usado tácticas parecidas.

Cuando la agencia responsable de la administración de los recursos naturales en Groenlandia invitó a empresas petroleras a una reunión informativa en 2011, Greenpeace organizó una protesta en el exterior con pancartas que decían: “Ninguna licencia de perforación”, “Protejamos el Ártico”, y una alfombra roja manchada con petróleo. Dentro, gente bien educada vestida con traje dio la bienvenida a las personas que representaban a las empresas petroleras y les dijo que la reunión había sido trasladada a otra planta. Cuando se había sentado todo el mundo en la sala de conferencias, se les hizo a las empresas petroleras una introducción a las dificultades técnicas y el riesgo para el medio ambiente ártico de las explotaciones petrolíferas en Groenlandia. Sólo al llegar hasta este punto, se reveló que las empresas petroleras habían sido engañadas para asistir a una reunión organizada por Greenpeace, y que la reunión inicial no había sido cambiada de lugar en absoluto.

Inocentes

Las acciones inocentes ponen a la vista de todo el mundo las desiguales relaciones de poder abordando al adversario desde detrás de una candidez aparente. Lo que en realidad es crítica, se camufla como coincidencia o actividad normal. Mientras que las acciones de apoyo y correctivas a menudo exageran o enfatizan lo que dicen quienes están en el poder, la gente que lleva a cabo las acciones inocentes finge no ser consciente de haber desafiado a ningún poder. Un ejemplo en Dinamarca durante la ocupación nazi entre 1940 y 1945: en la parte de atrás de su furgoneta de puertas dobles, un carnicero creativo había escrito: “Salchichas en salmuera. N. S. Jensen, carnicero. Reparto a cualquier lugar. Carretera de Inglaterra 22, Esbjerg”. Aparentemente se trataba de un inocente anuncio de su carnicería, pero cuando se abría una de las puertas, las palabras de la otra puerta se convertían en un lema político que atacaba a los nazis y daba apoyo a Inglaterra: “Muera el N. S. [Nacional Socialismo], Larga Vida a Inglaterra”.

Absurdas

Las acciones absurdas se apoyan en la estupidez y el disparate total. Desde esa posición, nos burlamos de las posiciones y estatus de quienes dicen tener el monopolio de la verdad, ya sean gobiernos, instituciones poderosas o multinacionales. La acción absurda tiene algunos parecidos con la inocente, por ejemplo por la aparente candidez de las personas que la llevan a cabo, pero mientras que quienes participan en la acción inocente parecen no entender, en las acciones absurdas nos negamos a admitir que exista cualquier verdad. Algunos grupos activistas tienen un don natural para esto, puesto que refleja su forma de ver el mundo. Otros “simplemente” lo reconocen como una poderosa forma de expresar críticas que reduce el peligro de enfrentarse con una respuesta violenta.

En Polonia, a finales de los años 80, antes de la caída del régimen comunista, un grupo llamado Alternativa Naranja organizó una serie de happenings absurdos con elfos, carnavales y reparto de caramelos, papel higiénico y compresas (que escaseaban frecuentemente durante la etapa comunista) a la gente que pasaba. Estos eventos nunca expresaban ninguna crítica abierta, pero todo proceso organizativo independiente era considerado una amenaza y las personas participantes fueron detenidas. Sin embargo, es difícil justificar la detención de gente sólo por vestir de elfos y repartir caramelos, así que se les ponía rápidamente en libertad. Estas acciones desempeñaron un papel importante en disminuir los niveles de miedo, y prepararon el camino para cambios más drásticos unos años después.

Provocativas

Las acciones provocativas no fingen nada, como las otras cuatro estrategias, sino que son desafíos declarados abiertamente al estatus y al poder. Estas acciones incluyen un elemento que parte de la audiencia puede considerar divertido, por ejemplo, cuando consiguen sacar a la luz los defectos y presentar a los “todopoderosos” como seres humanos con taras. En estas acciones no se niegan las desiguales relaciones de poder, como en las absurdas, ni se presenta ninguna alternativa, como se hace en las acciones de apoyo o las correctivas. Las acciones provocativas simplemente parecen no preocuparse de las consecuencias que traerán aparejadas.

En Serbia, en el año 2000, antes de la caída de Slobodan Milosevic, el movimiento juvenil “Otpor” llevó a cabo un buen número de acciones provocativas que se burlaban de Milosevic. Para apoyar la agricultura, Milosevic puso cajas en tiendas y lugares públicos y pidió a la gente que donara un dinar (moneda serbia) para sembrar y plantar cosechas. Como respuesta, Otpor organizó su propia colecta llamada “Dinar za Smenu”. Smenu es una palabra con muchos significados en serbio. Puede significar cambio, resignación, despido, pensión o purga. Esta acción, que consistía en un barril grande con una foto de Milosevic, se repitió varias veces en diferentes lugares de Serbia. Después de dar un dinar, la gente recibía un palo que podían usar para pegarle al barril. En una ocasión, un letrero sugería que si la gente no tenía dinero debido a la política de Milosevic, debían darle dos veces al barril. Cuando la policía retiraba el barril, un comunicado de prensa de Otpor decía que la policía había detenido al barril y que la acción había sido un gran éxito. Afirmaron que habían recogido suficiente dinero para pagar la jubilación de Milosevic, y que la policía le entregaría el dinero a éste.

Debemos prepararnos para reacciones agresivas si humillamos y ridiculizamos a alguien. Si le ponemos difícil a nuestro adversario encontrar una respuesta “adecuada” (adecuada desde su punto de vista), la frustración puede provocar una reacción violenta.

No olvidemos nuestro contexto. No deberíamos copiar todos los ejemplos si queremos evitar largas estancias en prisión.

No nos pasemos. El humor debería usarse con moderación y funciona mejor si se complementa con un mensaje serio.